Mote
Ay de ti, pobre cuydado,
que en la carcel del silencio
has de tener tu razon,
porque lo manda el respeyto.
1Si por fuerça del respeyto,
ou floxedad de alvedrio
nasciste, cuydado mio,
tan captivo, y tan sugeto:
y aun eres tan indiscreto,
que de nescio, y porfiado
quieres por lo bien hablado
librar tu innocencia mucha,
con quien te riñe y no escucha,
Ay de ti, pobre cuydado.
2Cessa y serás escuchado,
que en la quexa de un tormento
las vozes se lleva el viento,
no el alivio, que es passado:
calla, y no hables deslumbrado
al dueño, à quien reverencio,
y sien la quietud, que agencio,
conviene, que mi razon
se prenda, que mas prision,
Que en la carcel del silencio
3Mi concejo esto contiene,
y porque mejor se entienda,
antes la razon se prenda,
que quien la rason se tiene:
la prudencia lo previene
con viva demonstracion:
tener quieres duracion?
luego debes entender,
que para rason tener
Has de tener tu rason.
4Y pues dizirla es perderla,
porque hablada va perdida,
tenla en tu pecho escondida,
que assi vendras a tenerla:
no temas el no entenderla
de tu silencio el objecto:
pues callando te prometto,
que en prueba de rnis lealdades
sepan, que callé verdades,
Porque lo manda el respeto.