Pues lágrimas tratáis, mis ojos tristes,
y en lágrimas pasáis la noche y día,
mirad si es llanto este que os envía
aquella por quien vos tantas vertistes.
Sentid, mis ojos, bien esta que vistes,
y si ella lo es, oh gran ventura mía!
por muy bien empleadas las habría
mil cuentos que por esta sola distes.
Mas una cosa mucho deseada,
aunque se vea cierta, no es creída;
cuanto más esta, que me es enviada.
Pero digo que aunque sea fingida,
que basta que por lágrima sea dada,
por que sea por lágrima tenida.